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FUENTES
 
(1) ARCE BAYÓN, R. La ciudad de León en el siglo XIX: Transformaciones urbanas precursoras del plan de ensanche, León, 2012, pp. 89.
 
(2)Ibídem, p. 90.
 
(3) SERRANO LASO, M., La Arquitectura en León entre el historicismo y el racionalismo. 1875-1936, León, 1993, pp. 24-34.
 
(4) ARCE BAYÓN, R., Op. cit., p. 106.
 
(5) SERRANO LASO, M., Op. cit., pp. 24-34.
 
(6) VALDÉS FERNÁNDEZ, M., "Panorama Artístico Leonés en el siglo XIX y primeras décadas del XX", Historia de León. Edades Moderna y Contemporánea, pp. 1177-1181.

Un ensanche consiste en la transformación de suelo rural en suelo urbano. Alrededor de las murallas habían ido crecieron arrabales, donde se instalaba la población predominantemente obrera que había acudido a la ciudad buscando la prosperidad. Surgen a principios del siglo XIX los barrios del Egido, la Corredera, la Serna, y la consolidación de Puente Castro (entonces el Castro de los Judíos)[1]. Desde la construcción de la estación de ferrocarril, la ciudad había ido creciendo  hacia la misma, formando el Paseo de las Negrillas en dirección oeste, un eje que más adelante sería la calle Ordoño II[2]. La escasez de espacio en el interior de las murallas de la ciudad, los intereses económicos (al convertirse en terreno urbanizable el suelo incrementa su valor), así como otros aspectos más estéticos (posibilidad de edificaciones nuevas que permiten la experimentación con nuevas fórmulas, además de una mayor libertad creativa) condujeron a la realización de un proyecto de Ensanche[3].

 

En 1862 se inician los trámites para la realización del Plan de Ensanche[4] y en 1909 fue aprobado el proyecto propuesto al concurso de la Corporación Municipal por los ingenieros Pedro Diez Tirado, Manuel Diz Bercedóniz y José María Rodríguez Balbuena y el ex arquitecto municipal Manuel Hernández y Álvarez Reyero. El planteamiento general del proyecto consistía en la organización reticular cuyos puntos de referencia serían tres plazas preexistentes: Santo Domingo, San Marcos y Guzmán. Las vías principales serían la Avenida de Roma, República Argentina, Ordoño II y Gran Vía de San Marcos. Por motivos de higiene (aprovechar las corrientes para purificar el aire de la ciudad y protegerla asimismo de aquellas corrientes más frías) el auténtico eje se situaba en la Gran Vía de San Marcos. Sin embargo, debido a algunas construcciones realizadas desde la presentación de proyecto en 1897 hasta su aprobación en 1909, se hubieron de realizar modificaciones. Estas modificaciones dieron lugar a la primacía actual de la calle Ordoño II, que era la vía en torno a la cual había crecido naturalmente la ciudad hacia la estación de ferrocarril[5].

 

Los más importantes y esmerados edificios se situaron bien en Ordoño II, bien en sus alrededores. La burguesía concentró en estas vías sus esfuerzos para ennoblecer el aspecto de la ciudad. Desde el siglo XVIII se estaba viviendo en la arquitectura un conflicto entre las antiguas formas y una necesidad de renovación[6], acorde a los cambios sociopolíticos del llamado Siglo de las luces. Estos cambios  se introdujeron en la pequeña ciudad tardíamente, pero gracias a las circunstancias tuvieron una rápida difusión en el Ensanche. Los estilos que más presencia tuvieron en este entorno fueron el neobarroco y eclecticismo de corte clasicista, con algunas representaciones historicistas y escasas alusiones, centradas principalmente en las artes decorativas, al modernismo. La burguesía leonesa era bastante conservadora, y por lo tanto los estilos que más éxito tuvieron fueron aquellos que representaban los valores de la aristocracia a la que querían parecerse.

 

Plaza de Santo Domingo

 

En torno a esta plaza se sitúan los edificios más monumentales y ambiciosos del Ensanche, alcanzando grandes alturas y profusión ornamental. Desde su origen se configuró como eje vertebrador de la ciudad y conexión entre el casco antiguo y el ensanche.

 


 

LEÓN CONTEMPORÁNEO

EL ENSANCHE

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